PETICION DE CARLOS MANUEL ENDARA, TENIENTE CORONEL, PARA QUE SE LE CONCEDA UNA PENSION VITALICIA MENSUAL MIENTRAS VIVA, POR ESTAR AL BORDE DE CIEN AÑOS.

 

 

 

SEÑOR PRESIDENTE DE LA CAMARA DEL SENADO

QUITO

 

Señor Presidente:

 

Me hallo en la edad de noventa y cinco años y he prestado mis servicios, al Partido Liberal, desde el año de 1843, pues nací en esta Provincia Imbabura, en 1827, en la ciudad de Otavalo.

XXXXXXXXXXX NO SE PUEDE LEER XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX de Otavalo, bajo las ordenes del Coronel Jarrín (alias el Sucho).- La pelea fue contra el gobierno del General Juan José Flores, cuyas fuerzas las comandaba el General Otamendi, que era Comandante de Armas de esta Provincia, acción en la que triunfó Otamendi.

En 1845 acompañé, desde Ibarra, al Coronel Miguel Villavicencio y se peleo en "Chirihuasi", lugar inmediato a Caranqui de Ibarra, lado Sur, contra los veteranos de Flores, que venían de Tulcán, que mandados por los Coroneles Guerra y Campos, combate en el que triunfaron los Coroneles de Flores y entraron victoriosos el mismo día, a Ibarra.

En el año de 1848, estando yo en Guayaquil, me trasladé de dicha ciudad a Portoviejo de Manabi, y de allí con el General Antonio Miranda, Jefe Supremo del Azuay y Manabí, se expedicionó, por tierra, sobre Guayaquil; pero en el punto de La Calendaria, los generales Elizalde y Urvina, pues este ultimo había venido mandando las fuerzas de Guayaquil, acordaron no combatir sino de sujetarse a lo resuelva la Asamblea Constituyente que debía reunirse en Quito, y nombre también al Presidente que debía mandar la República.

El ejercito de Elizalde regresó a Portoviejo y yo seguí sirviendo de Ayudante Mayor del regimiento de Caballería "Río Chico" y escribiente Secretario del Coronel José Martínez , que no sabía leer ni escribir, permaneciendo empleado hasta que fue nombrado, Don Diego Noboa, Presidente de la República.

Llamado yo por el Comandante General del Guayas a Guayaquil, obtuve el correspondiente pasaporte militar, y, en tanto ya en Jipijapa, se ordenó me quede en esta ciudad, como Ayudante Mayor del Batallón de Milicias de dicho lugar.

En Manabí fui incorporado a la División creada en dicha provincia por el General José Villamil y se me nombró Ayudante del Estado Mayor de esa División, siendo Jefe de dicha oficina el Coronel José Dionocio Navas. Se emprendió la marcha por tierra a Guayaquil.

En Guayaquil, el Genera Urvina, Jefe Supremo de la República, ordenó campaña sobre Quito con dos divisiones de mil hombre cada una: fui destinado para Ayudante del Estado Mayor General, y , a la vez, Secretario Particular del Coronel Navas, que fue nombrado Jefe de dicha Oficina.

Una vez en Ambato, allí se incorporó la Tercera División del Azuay, tambien de mil hombre, la que mandaba el General Raimundo Ríos.

En ese mismo mes y año, las tres divisiones, con el Jefe Supremo se hizo la entrada triunfal en la Capital, donde el General Urvina fue cantado, en la Catedral, El Tedeum, por el Arzobispo Garaicoa.

El año de 1852, estando yo en Imbabura, con licencia, acompañé al Comandante Daniel Salvador en la acción de armas de "Cajas" contra el Coronel Campos, combate en que se derrotó a Campos.

En el mismo año acompañe, en Guayaquil, porque estaba empleado en el Ministerio de Guerra, al Coronel José Martínez que, de orden del General Villamíl y con el Comandante Sánchez Rubio que después fue General, se peleó en el puerto del XXXXXXXXXXXXXX de la "Zaona", fuegos que sostuvieron contra la XXXXX de la Puná, encabezados por Flores; se triunfó y se obtuvo tambien la entrega del vapor Machala, que era uno de los buques de guerra de esa invasión Floreana.

En 1957 fui otra vez llamado al servicio por el Comandante de Armas de Imbabura, cargo que desempeñaba el Coronel Teodoro Gómez de la Torre, nombrándome Ayudante Mayor del segundo Batallón Imbabura, se hizo la marcha de Otavalo a Quito, y de esta Capital, a Cuenca, con más de mil trescientos hombre, bajo ordenes del General Urvina, nombrado Comandante en Jefe.

Estando en Cuenca la tropa de Gobierno, unida a la acantonada que tenía en dicha plaza; y, por el triunfo que había obtenido en Cuarantun y Quito el doctor Carvajal, y de haber dimitido la Presidencia el General Robles, el General Urvina se separó de Cuenca para ir a Guayaquil, vía el Cañar, donde el General Guillermo Franco ya se había proclamado Jefe Supremo.

El General Raimundo Ríos, con la División que se organizó en Cuenca con los cuerpos que manifestaron querian seguir a Guayaquil para unirse al General Franco, obtuvo pasaporte, a virtud de los arreglos que hizo, y yo fui nombrado Ayudante Secretario de dicho General Ríos.

Salimos de Cuenca, vía Naranjal, y, estando ya en Guayaquil, fui nombrado Edecán del Jefe Supremo, a quien acompañe hasta el año 60, año en que triunfó García Moreno, por medio de Flores que obtuvo vencer en Babahoyo, la Sabana de Guayaquil y, por ultimo, dentro de dicha ciudad, el día 24 del mes de Setiembre.

Permanecí en Lima hasta el año de 1862 en que regresé al Ecuador, restableciéndome así en Ibarra.

En 1875, en el mes de Agosto, fui apresado en Ibarra y remitido al Panóptico de Quito y, de allí, expatriado al Perú, vía Macará.

Presidente ya el doctor Borrero, el Comandante General del Guayas, Coronel Don Teodoro Gómez de la Torre, me vio y habló en Guayaquil para que sea su Secretario Particular, a quien acompañé hasta el año 77 en que volví a Ibarra.

En 1882 se me llamó al servicio por el General Yépez y combatí en Ibarra contra Landázuri para que dicha plaza no fuese entregada y que logre hacerse de ella; pero las fuerzas XXXXXXXX que obedecían al señor Don Leopoldo Salvador batieron a Landázuri en Cayambe.

Landázuri, después, volvió a amenazar a Tulcán y a Ibarra, y, estando ya en Ibarra el "Batallón Carchi" y el Gobernador de Tulcán, Comandante Facundo Acosta, se efectuó la orden de abandonar Ibarra y marchar a Quito, siendo Gobernador de Ibarra mi hijo Andrés Elías Endara. Así se hizo, y, encontrándonos en Quito, se combatió 2 días, el 2 y 3 de Febrero de 1.883; y, aún cuando el día dos se derrotó al General Sarasti, por la noche, Landázuri entró a Quito y; con el General Salazar, se adueñaron de la Capital.

Junto a mi hijo Elías, salimos de Quito, ocultos, camino al Norte y fuimos apresados en Ibarra; dimos fianza para después de ocho días marchara Quito confinados, porque así era la orden del Gobierno provisorio que se había establecido en la Capital.

Conociendo nosotros que se nos pondría presos en Quito, tuvimos a bien partir parta Colombia, y, cuando estabamos en Ipiales, dimos el aviso de encontrarnos fuera del territorio de la República.

Hallándome ya en Panamá fui empleado del Canal, obteniendo el nombramiento de "Agent-Temporaire", empleo en que me conservé hasta el año de 1889 en que regresé al Ecuador por enfermedad de mi hijo Elías, enfermedad que ocurrió a su regreso de Caracas, pues permaneció más de un año en esa Capital de Venezuela.

En 1895, fui preso en Ibarra y mandado, otra vez, al Panoptico, de donde salí por triunfo del General Alfaro en Gatazo.

Una vez en Quito el General Alfaro, ordenó campaña al Norte con unos pocos Imbabureños y Carchenses que nos hallábamos en la Capital. Fui llamado al servicio y nombrado Primer Ayudante y Secretario del Jefe de Operaciones Coronel Nicanor Arellano.

En Otavalo se incorporaron los liberales armados de Tulcán que se encontraban en dicha ciudad, de donde se marchó sobre Ibarra con algo más de cien hombres de combate y ocupamos, por la noche, el pueblo de Caranqui, donde se combatió al otro día, por la mañana, con el Comandante Cornejo y sus tropas que eran como de 400 hombres. Nuestro triunfo fue completo y ocupamos Ibarra a las doce del día, todo lo que consta del Parte o sea Detal que se ve en el libro "Sonaten", páginas 448 a 452, líneas 24 de la página 448, libro editado en Quito.

En 1906 se me llamó al servicio en Febrero 14 y, en el mes de Julio, del diez, fui nombrado Primer Jefe del Batallón No.16, "Reserva Imbabura". El tiempo que serví consta en la liquidación de haberes practicado por el Tribunal de Cuentas, pago que se hizo por la Tesorería de Pichincha, conforme a la orden expedida por el Presidente de la Republica.

 

Estas ligeras manifestaciones que os hago, Señor Presidente del Senado Ecuatoriano, su objeto es alcanzar, del Poder Legislativo, una pensión mensual, mientras viva todavía, porque, por mi edad ya no puedo trabajar materialmente para ganar la vida, encontrándome - en el día - absoluta indigencia.

No he podido pedir mis Letras de Retiro, no obstante tener más de nueve años (17 años) de servicio activo, los que, con los que se cuenta por las batallas y combates que he tenido, alcanzarían a la renta o sueldo integro de mi clase; pero como los comprobantes de mis servicios que tenía colectados, desde el año de 1843 hasta el 60, se perdieron en el terremoto de Imbabura, en 1868; pues yo, entonces me encontraba en Quito con mi hijo Elías, y, cuando regresé nada existía.- Hice los inventarios de mis bienes, porque mi esposa madre de Elías tambien había muerto en Otavalo, mis pérdidas ascendieron como a unos once mil pesos sencillos, pérdidas que consistía en bienes raíces, mercaderías de comercio, caballos de servicio, animales vacuno y asnal, muebles, dinero y créditos archivos.

La comprobación de mis servicios militares, no se podrán repararlas, porque los Jefes que me dieron los certificados, ninguno vive, como tampoco sé donde conseguir las listas o Revistas de esos tiempos.

Los documentos que acompaño a esta solicitud por si ellos pudieran valer, van señalados con las iniciales A, B, C, D y E. Los que corresponden, después, del año del 68, no lo he podido ni colectado aún, por no creerlos necesarios. De otros empleos civiles, lo mismo que el honor que se me hizo por el Comité Liberal de esta ciudad, condecorándome con una medalla de Oro, como el primer liberal de esta Provincia, las conservo como actos con que se me ha honrado.

 

Por estas consideraciones que dejo expresadas y por las del poco tiempo que seré oneroso a la Nación, confío en el Poder Legislativo, ser favorecido con la pensión que anhelo tener en mis últimos días, porque, después de mi muerte, nada me valdrían los honores que -tal vez- se me hicieran.

Os ruego, señor Presidente del Senado, sea despachada, esta mi solicitud, en el actual Congreso.

 

Señor Presidente.

 

 

(f) Carlos Manuel Endara.

 

 

Ibarra, Agosto 30 de 1921


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